En este espacio cada estereotipo ciudadano tiene su lugar. No me voy a reír de ellos, sino con ellos y vos podes prestar tu risa

lunes, 16 de abril de 2012

¿PERDIMOS O GANAMOS LA REVOLUCIÓN?



Pertenezco a una generación que hicimos la revolución y la perdimos (ya sé que con esta frase no solo van a deducir mi edad, sino que algunos se van a enojar conmigo). Pero es así: la revolución la perdimos y fue el día que la cara del Che se imprimió en blanco sobre fondo negro y todo aquel que no usa esa remera no es revolucionario.
El rostro de quién socavara al sistema, lejos de transformarse en una inspiración hoy es un ícono.
Y tal vez perdimos la revolución por culpa de nuestro idioma. El idioma español es un idioma riquísimo pero susceptible a los cambios. Es más, creo que hoy en el mundo no hay otro idioma que nos iguale. Porque, mientras en otros países toman solo del inglés las palabras que no tienen -bien porque sus idiomas son pobres, cosa que no es nuestro caso, bien porque pertenecen a lenguajes de reciente creación, como el de la economía o el de la informática-, nosotros, más generosos, hemos ido más allá y hemos adoptado incluso las que no nos hacían falta. Lo cual demuestra nuestra apertura y nuestra capacidad para superarnos.
No es lo mismo –y pobre los de mí generación- colgarse insignias en el pecho que pins; o leer historietas que comics. Parece que las cosas, en otro idioma, mejoran mucho y tienen mayor prestancia.
Así, ahora, por ejemplo, ya no tenemos sentimientos, sino feelings, que es mucho más elegante. Y de la misma manera, sacamos tickets, compramos compacts, usamos kleenex, comemos sandwichs, vamos al pub, hacemos rappel y los domingos, cuando salimos al campo -que algunos (los más modernos) llaman country-, en lugar de acampar como hasta ahora, hacemos camping. Y todo ello, con la mayor naturalidad y sin darle apenas importancia.
Probablemente la revolución la hayamos perdido por hacerla en vaqueros y no en jeans (¿alguno de ustedes usó slips? Porque yo usé toda mi vida calzoncillos, que, reconozco, no me permitió marcar el paquete como si se puede con el slip).
Obviamente, esos cambios de lenguaje han influido en nuestras costumbres y han cambiado nuestro aspecto, que ahora es mucho más moderno y elegante. 
El mercado ahora es el marketing; el autoservicio, el self-service; el escalafón, ranking; y el representante, el manager. Y desde hace algún tiempo, los importantes también son vips; los puestos de venta stands; los ejecutivos, yuppies; las niñeras baby-sitters, y los derechos de autor, royalties. Ahora entiendo porque el diccionario del celular no me reconoce la palabra yerba y si parcking. 
En la televisión, entre tanto, ya nadie hace entrevistas ni presenta, como antes. Ahora hacen interviews y presentan magazines, que dan mucha más prestancia aunque aparezcan siempre los mismos. Si el presentador dice mucho O.K. y se mueve todo el rato, al magazine se le llama show -que es distinto de espectáculo-, y si este es un show mediocre pero que muestra la inmundicia del ser humano, se le adjetiva de reality. Entre medias, por supuesto, ya no nos ponen anuncios, sino spots que, aparte de ser mejores, nos permiten hacer zapping.
Convencido que la revolución la perdimos por no saber hablar correctamente, quise consultar a la Profesora Rosarito, una eminencia de la lengua castellana. La llamé y me dijo:
-Ahora no puedo responderle, Golber. Estoy haciendo un máster, en el coffe break lo llamo. 
Estamos hasta las manos.
Un beso en la frente.

2 comentarios:

  1. Si quejémonos y burlemonos de nosotros mismos, esto si es perder la revolución, ud. compañero perdió la revolución, nosotros solo una batalla.....

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  2. Estimado amigo (sea quien sea), mi queja y mi burla -como usted dice- es precisamente para despertar la pasión del debate. Yo no creo haber perdido la revolución y no lo creo porque veo que genero con este blog pensamiento crítico y respuesta como la suya que demuestra que la revolución está más viva que nunca. No obstante no nos durmamos. Abrazo

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