En este espacio cada estereotipo ciudadano tiene su lugar. No me voy a reír de ellos, sino con ellos y vos podes prestar tu risa

lunes, 19 de marzo de 2012

CHARLAS DE CAFÉ. SEGUNDA ENTREGA




Volví al cafecito en el bar. Estaba el Profesor Autunez, ¿se acuerdan? El que sostiene que es muy difícil para la mujer sobrellevar su belleza natural y que es nuestra obligación hacerle más liviana esa carga mediante la delicadeza del piropo idílico. Estaba, como es su costumbre, abstraído en la lectura.
-¿Cómo le va, Profesor?
-¿Qué dice, Golber?
-¡Eso!...¿cómo le va?
-No sea pánfilo, Golber, es un formalismo utilizado para responder a un saludo; en este caso el suyo.
-Pero así no vamos a llegar a ningún lado, Autunez. No vamos a poder mantener un diálogo coherente si ni siquiera podemos empezar bien.
-¿Y porqué empezamos mal?
-Porque parece que cada uno de nosotros está en un mundo paralelo al del otro. Yo le pregunto cómo le va, para saber cómo está, cómo anda; y usted me interroga, y encima me dice que es una forma común de responder a mi saludo. Si yo le pregunto cómo le va, usted puede contestarme bien o mal; pero nunca que dice. ¿Y si yo le respondo a su interrogatorio?
-Hágalo, Golber, hágalo.
-Y que quiere que le diga, Autunez. Tengo tantas cosas por decir que termino sin saber que decir.
-Tiene razón, Golber. Empezamos mal. Pero no se preocupe, no es un problema nuestro. La sociedad está igual; nadie se entiende cuando habla, o lo que es peor, como dijo usted, hablan en paralelo sin tener ningún punto de contacto entre sus discursos; como si lo que dijera cada uno fuera un compartimiento estanco.
-Bueno, bueno, Profesor; no quise calar tan hondo en su enojo.
-No estoy enojado, pero escuche: “Intenta adaptarte al ritmo de su pelvis, y un consejo: mantén la cabeza hacia abajo con la nuca relajada. De esa forma los músculos de la espalda estarán flexibles y podrás seguir sus envites con todo placer. Cuando estés a punto de alcanzar el orgasmo, dile algo para hacérselo saber y, si quieres llegar a nota, contrae los músculos pubococcígeos para lograr una fricción añadida sobre su pene que aumentará la intensidad de las sensaciones. Luego, echa tus brazos atrás y sujétale por el trasero para que su penetración sea más profunda.”
-A la pipeta, Autunez.
-Shh, siga escuchando: “El lema es: despacio pero sin pausa. Empieza por un buen masaje. Colócate detrás de él, de forma que sienta el roce de tus pechos contra su espalda. Acaríciale el torso y masajéale el pecho con un poco de aceite aromático. Rózale los pezones y ve descendiendo lentamente tus manos hacia su abdomen y sus muslos. Deténte en los testículos. Dedícales tiempo y caricias suaves mientras con la otra mano, te deleitas con su pene. Cuando te acuestes en la cama, túmbate de lado, en la posición cucharita. Levanta tu pierna y apóyala sobre su muslo, y con cuidado, guía su pene hacia tu vagina. Para quienes quieran conseguir puntos extra de placer, he aquí un truco: haz una ve corta con tus dedos pulgar e índice, colócalos sobre tu vagina y acompaña los movimientos de empuje de tu chico con pequeñas presiones de tu mano sobre tu sexo.”
-¿Me está escuchando, Golber?
-Atentamente, Profesor. Me deja con la boca abierta.
-“Frótate lentamente contra él, deslizándote sobre su vientre y trazando un ocho imaginario con tus movimientos. Durante los juegos previos, túmbate boca arriba, con las piernas separadas y los brazos por encima de tu cabeza (detrás de la nuca o agarrando la almohada). Es un gesto claro de que te ofreces a él y eres toda suya. Invítale a que se deslice sobre ti y te penetre. Sube las piernas y apóyalas sobre sus hombros. Así, podrá tomarte por los tobillos y buscar el ángulo más idóneo para que disfruten los dos.”
-¿Y? ¿Qué me dice, Golber?
-Ahora entiendo su saludo tan poco ortodoxo. Que quiere que le diga; si hace un rato estaba con la boca abierta, ahora me dejó mudo. Perdón, ¿de seductor nato ha pasado a ser gurú del sexo?
-¡Ojalá! Lo que acaba de escucharme no son consejos ni reflexiones mías. Son recomendaciones para ser buena en la cama, que una afamada revista femenina ofrece a sus lectoras y que, a través de su portal, están al alcance de cualquier adolescente sin educación sexual, o con una pobre educación producto de tabúes (Cosmopolitan. www.cosmohispano.com)
-Me pregunto y le pregunto, Golber: ¿me equivoco cuando digo que la sociedad habla con discursos paralelos?
-No entiendo, Autunez. Expláyese.
-Por un lado las chicas que ejercen libremente la prostitución vienen llevando una fuerte lucha para que se reconozca su actividad como cualquier otro trabajo; haciendo una gran diferenciación entre la trata de personas y el trabajo sexual, reconociendo que éste último puede resultar un espacio propicio para la trata pero que no necesariamente conduce a ella y, que vale recalcar, repudian (yo le agregaría que sería algo así como prohibir las textiles porque se encontraron personas en estado de esclavitud en algunas fábricas y que no me caben dudas que esas personas puedan encuadrar en la definición de trata de personas). Sin embargo, los/as pseudosrepresentantes de la ALTA moralidad, se escandalizan por las trabajadoras sexuales –no así por esos “empleados” de fábrica o aquellos “peones” de campo-; las demonizan como gestoras de la decadencia moral de la sociedad; las invisibilizan porque no deben ser vistas o les prohíben contratar espacios publicitarios.
-No entiendo, Golber. ¿Por qué esta cruzada contra las meretrices y no contra esa revista que les enseña a las chicas como satisfacer y satisfacerse sexualmente?
-¿Será, Autunez, porque esa revista es para gente bien y si enseña a prostituirse lo hace para un estamento social impoluto?
Que el lector lo diga.

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